Acepta esta flor mi querida
Nuestra Señora de Kazán,
Rusia, (1579)
Es preciosa la historia
de
Nuestra Señora
de
Kazan, Rusia
1579
Se
convirtió en el símbolo ruso de la victoria y la libertad. Conocida como ‘La Liberadora y
Protectora de la Santa Madre Rusia’,
la Imagen fue utilizada en todas las crisis nacionales.
HISTORIA SOBRE LA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE KAZÁN
Kazán es una ciudad a orillas del río Volga, capital de la
República de Tartaristán, de la Federación Rusa. En 1552 la ciudad
fue conquistada por Iván el Terrible y pasó a formar parte de Rusia.
Fue el día 1º de Octubre, Fiesta de la Protección de la Virgen, cuando
el ejército del Zar Iván el Terrible tomó por asalto los muros de la
ciudad de Kazán, capital hasta ese momento del Reino Tártaro. El
Zar, en acción de gracias por el triunfo obtenido, ordenó construir una
gran basílica en honor de la Madre de Dios, dedicándola al Misterio de
la Anunciación.
Durante el año 1579 Kazán fue asolada por un violento incendio
que destruyó la mitad de la ciudad. Mientras la población se
recuperaba lentamente de la desgracia, la Santísima Virgen,
precedida de un gran resplandor, se Aparece a una niña de diez años
de nombre Matrona, el 8 de julio de 1579. La Virgen le pide a la niña
buscar entre los escombros de un viejo monasterio, destruido el año 1209, en tiempo de la
dominación de los tártaros. La niña descubrió un Icono envuelto en un antiguo lienzo y oculto
bajo una estufa, donde habría sido enterrado desde la persecución cristiana emprendida en el
siglo XIII por los tártaros. Era la famosa Imagen de la Kazanskaja, Nuestra Señora de Kazán,
que era venerada en toda Rusia desde los primeros tiempos de la Iglesia y que desde
Constantinopla había sido llevada a Kazán.
El Santo Icono es trasportado hasta la Catedral de la Anunciación de Kazán y comienza a
ser objeto de gran devoción religiosa, atribuyéndosele innumerables milagros. Allí permaneció
hasta alrededor del año 1612 cuando la Imagen es transportada a la ciudad de Moscú y se
convirtió en el símbolo ruso de la victoria y la libertad. Conocida como ‘La Liberadora y
Protectora de la Santa Madre Rusia’, la Imagen fue utilizada en todas las crisis nacionales.
En 1821 la imagen original se mudó una vez más, esta vez a San Petersburgo, donde fue
instalada en la nueva Catedral de Nuestra Señora de Kazán. En 1800, el emperador Pablo I
había ordenado construir la Catedral según el modelo de la Basílica de San Pedro de Roma y la
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construcción duró 10 años. A mediados
del siglo XIX, el Icono original recibió una
cobertura en oro, así como diamantes y
esmeraldas incrustados.
La noche del 29 de Junio de 1904,
durante una revuelta popular, la Imagen
desaparece de la Catedral de Nuestra
Señora de Kazán, junto a otros tesoros, y
apareció después de la Primera Guerra
Mundial en Polonia, durante una subasta
de objetos preciosos. Ahí un magnate inglés la compró pero después de su muerte debió ser
vendida para pagar impuestos estatales. En 1970 fue puesta a la venta de nuevo en una
subasta abierta, cuando el Ejército Azul de Nuestra Señora, una organización católica
estadounidense, logró reunir los varios millones de dólares necesarios para comprarla y la llevó
al Santuario de la Virgen de Fátima, en Portugal; allí es entronizada en la Capilla Bizantina
donde se conservó hasta 1993, año en que es entregada al Papa Juan Pablo II y es transferida
a los apartamentos papales, pasando a ser una de las devociones personales del Santo Padre.
Por último, el Papa Juan Pablo II le encarga al Cardenal Walter Kasper, Presidente del
Concejo Pontifical para la Unidad de los Cristianos, devolver el Santo Icono a Rusia en la Fiesta
de la Dormición de la Virgen, donde la liturgia ortodoxa se despliega en el marco grandioso de
la Catedral de la Dormición, en el Kremlin. Y el 28 de agosto de 2004 es entregado al Patriarca
de la Iglesia Ortodoxa, Alexis II, y a través de él a la Santa Iglesia Ortodoxa Rusa y a todo el
pueblo ruso.
Fuente:
ARTA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A SU SANTIDAD ALEXIS II,
PATRIARCA DE MOSCÚ Y DE TODAS LAS RUSIAS
A SU SANTIDAD ALEXIS II,
PATRIARCA DE MOSCÚ Y DE TODAS LAS RUSIAS
A Su Santidad
ALEXIS II
Patriarca de Moscú
y de todas las Rusias
ALEXIS II
Patriarca de Moscú
y de todas las Rusias
Después de un largo período de pruebas y sufrimientos, que se han abatido sobre la Iglesia ortodoxa rusa y sobre el pueblo ruso durante el último siglo, el Señor de la historia, que lo dispone todo de acuerdo con su voluntad, nos concede hoy vivir en la alegría y la esperanza común, con motivo del regreso del icono de la Madre de Dios de Kazán a su patria.
Con el gozo y los sentimientos de comunión que me impulsan y que han impulsado a mis predecesores, siempre interesados por el pueblo ruso, me alegra que Su Santidad reciba hoy a la delegación que le he enviado. La delegación, guiada por los cardenales Walter Kasper y Theodore Edgar McCarrick, tiene la misión de entregarle a usted este sagrado icono, tan íntimamente vinculado a la fe y a la historia de los cristianos de Rusia.
Por un insondable designio de la divina Providencia, durante los largos años de su peregrinación, la Madre de Dios, en su sagrado icono conocido como Kazánskaya, ha reunido en torno a sí a los fieles ortodoxos y a sus hermanos católicos de otras partes del mundo, que han orado fervientemente por la Iglesia y por el pueblo que ella ha protegido a lo largo de los siglos. Más recientemente, la divina Providencia permitió que el pueblo y la Iglesia en Rusia recuperaran su libertad y se desplomara el muro que separaba la Europa oriental de la occidental. A pesar de la división que lamentablemente aún persiste entre los cristianos, este sagrado icono es como un símbolo de la unidad de los discípulos del Hijo unigénito de Dios, de Aquel hacia quien nos guía a todos.
El Obispo de Roma ha orado ante este sagrado icono, pidiendo que llegue el día en que todos estemos unidos y podamos proclamar al mundo, con una sola voz y en una comunión visible, la salvación de nuestro único Señor y su triunfo sobre todas las fuerzas del mal que atacan nuestra fe y nuestro testimonio de unidad.
Hoy me uno en la oración a usted, querido hermano, al Episcopado de la Iglesia ortodoxa rusa, a los sacerdotes, a los monjes y monjas, y al pueblo de Dios que está en Rusia. A esta oración se unen todos los hijos e hijas de la Iglesia católica en su profunda devoción y veneración hacia la santísima Madre de Dios. Que esta venerable imagen nos guíe a todos en nuestro camino evangélico de seguimiento de Cristo, y proteja al pueblo al que regresa y a toda la humanidad. Que la santísima Madre de Dios dirija su mirada maternal hacia los hombres y las mujeres de nuestro tiempo; que sostenga a los creyentes, para que no se aparten del camino que Dios les ha trazado: el anuncio de Jesucristo, camino, verdad y vida, y un testimonio valiente de su fe en la sociedad y en todas las naciones. Hoy oramos con confianza a la santísima Virgen, porque ella implora para nosotros y para todas las naciones el don de la paz.
Con estos sentimientos de caridad, en la alegría por el acontecimiento que celebramos hoy, y con la mirada puesta en la santísima Madre de Dios, intercambio con Su Santidad un beso fraternal en nuestro Señor.
Vaticano, 25 de agosto de 2004
Fuente:
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