Libro de Isaías 22,19-23.
Salmo 138(137),1-2a.2bc-3.6.8bc.
Carta de San Pablo a los Romanos 11,33-36.
Evangelio según San Mateo 16,13-20.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Beato John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra
El Ministerio Cristiano
“Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.”
Yo te derribaré de tu sitial y te destituiré de tu cargo.
Y aquel día, llamaré a mi servidor Eliaquím, hijo de Jilquías;
lo vestiré con tu túnica, lo ceñiré con tu faja, pondré tus poderes en su mano, y él será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá.
Pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David: lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá.
Lo clavaré como una estaca en un sitio firme, y será un trono de gloria para la casa de su padre.
Y aquel día, llamaré a mi servidor Eliaquím, hijo de Jilquías;
lo vestiré con tu túnica, lo ceñiré con tu faja, pondré tus poderes en su mano, y él será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá.
Pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David: lo que él abra, nadie lo cerrará; lo que él cierre, nadie lo abrirá.
Lo clavaré como una estaca en un sitio firme, y será un trono de gloria para la casa de su padre.
Salmo 138(137),1-2a.2bc-3.6.8bc.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo.
y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.
El Señor está en las alturas,
pero se fija en el humilde
y reconoce al orgulloso desde lejos.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos.
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo.
y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.
El Señor está en las alturas,
pero se fija en el humilde
y reconoce al orgulloso desde lejos.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos.
Carta de San Pablo a los Romanos 11,33-36.
¡Qué profunda y llena de riqueza es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus designios y qué incomprensibles sus caminos!
¿Quién penetró en el pensamiento del Señor? ¿Quién fue su consejero?
¿Quién le dio algo, para que tenga derecho a ser retribuido?
Porque todo viene de él, ha sido hecho por él, y es para él. ¡A él sea la gloria eternamente! Amén.
¿Quién penetró en el pensamiento del Señor? ¿Quién fue su consejero?
¿Quién le dio algo, para que tenga derecho a ser retribuido?
Porque todo viene de él, ha sido hecho por él, y es para él. ¡A él sea la gloria eternamente! Amén.
Evangelio según San Mateo 16,13-20.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".
Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas".
"Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.
Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".
Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas".
"Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.
Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".
Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
Beato John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra
El Ministerio Cristiano
El ministerio de Pedro permanece siempre en la Iglesia en la persona de aquellos que le suceden. Hay, pues, que admitir que la bendición del Señor, pronunciada primero sobre Pedro, desciende también sobre sus siervos, por pequeños que sean, si “guardan lo que les ha sido confiado”(Cf 1Tim 6,20). San Pedro es el símbolo y el representante de todos ellos.
“Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y el poder del abismo no la hará perecer.” (Mt 16,18) “Te daré las llaves del reino de los cielos.” (Mt 16,19) ¡Una promesa sagrada y gloriosa! ¿Sería posible que esta promesa se agotara enteramente en la persona de Pedro? ¿Está contenida en el evangelio únicamente para dar testimonio a favor de alguien que ya ha desaparecido hace mucho tiempo?
¿Es una característica de la Palabra inspirada ensalzar a las personas? De este modo ¿no se quedaría la riqueza de esta promesa y de la bendición de Cristo en una interpretación minimalista? ¿No desborda esta promesa cualquier interpretación minimalista, hasta que nuestra falta de fe sea vencida por la bondad de Aquel que se comprometió en ella? En resumen ¿no es un conjunto de prejuicios que impide a tanta gente acoger esta promesa de Cristo, hecha a Pedro, según la plenitud de la gracia que la acompaña?... Si las promesas de Cristo a los apóstoles no se cumplen en la Iglesia a lo largo de los siglos ¿cómo podríamos entender la eficacia de los sacramentos más allá de los tiempos del comienzo de la Iglesia?
“Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y el poder del abismo no la hará perecer.” (Mt 16,18) “Te daré las llaves del reino de los cielos.” (Mt 16,19) ¡Una promesa sagrada y gloriosa! ¿Sería posible que esta promesa se agotara enteramente en la persona de Pedro? ¿Está contenida en el evangelio únicamente para dar testimonio a favor de alguien que ya ha desaparecido hace mucho tiempo?
¿Es una característica de la Palabra inspirada ensalzar a las personas? De este modo ¿no se quedaría la riqueza de esta promesa y de la bendición de Cristo en una interpretación minimalista? ¿No desborda esta promesa cualquier interpretación minimalista, hasta que nuestra falta de fe sea vencida por la bondad de Aquel que se comprometió en ella? En resumen ¿no es un conjunto de prejuicios que impide a tanta gente acoger esta promesa de Cristo, hecha a Pedro, según la plenitud de la gracia que la acompaña?... Si las promesas de Cristo a los apóstoles no se cumplen en la Iglesia a lo largo de los siglos ¿cómo podríamos entender la eficacia de los sacramentos más allá de los tiempos del comienzo de la Iglesia?
Fuente:
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=saintfeast&id=12181&fd=0